El origen y desarrollo de la rama femenina del Císter en Córdoba apenas ha merecido la atención de los historiadores, salvo contadas excepciones. De aquí que resulte excepcionalmente brillante y enriquecedor el amplio estudio llevado a cabo por Felisa Cerrato Mateos en su obra "El Císter de Córdoba. Historia de una clausura", que acaba de publicar el Servicio de Publicaciones de la Universidad cordobesa en colaboración con el Grupo de Historia Social Agraria de la UCO, en la que se aporta una completa visión de la presencia de la Orden en la capital, tanto masculina como femenina, desde el siglo XIII al XIX.. Una visión que no se agota en esa consideración global, sino que la riqueza del archivo del Monasterio de la Concepción de Nuestra Señora - que tal es el nombre del popularmente conocido monasterio del Cister - ha inducido también a la autora a adentrarse de modo exhaustivo en el estilo de vida monacal de las religiosas desde su proceso fundacional en 1620, hasta la formación de su patrimonio monástico, la evolución de las profesiones hasta el siglo XIX, las reglas y constituciones, el ordenamiento interno, las motivaciones vocacionales, la vida espiritual, la devoción y el quehacer cotidiano y las relaciones exteriores del monasterio.
Cerrato profundiza pues, a lo largo de las cerca de 370 páginas de su investigación, en todos los entresijos de la vida religiosa de un monasterio cisterciense cordobés, permitiendo con ello que el lector o el estudioso pueda adentrarse asimismo en un mundo apenas hollado por la historiografía local o foránea y recrearse en la espiritualidad que tiene su origen en el abad de Claraval, San Bernardo, de quien se ha escrito que es " el director espiritual de Europa, el Moisés de la Cristiandad y el que está en oración, siempre batallando contra los enemigos de la fe romana"