Procedente de una familia parisina de libreros e impresores, Jean Orry desarrolló diversas actividades empresariales antes de llegar a consejero de Felipe V. En cada una de ellas fue un hombre que contó con el apoyo de diversos miembros de su familia que, como en el caso de su cuñado Philibert Esmonin, le introdujeron en el entorno de Luis XIV. Si su vida es poco conocida pero el universo social en el que desarrolló sus actividades y las relaciones que adquirió a lo largo de su carrera permiten no obstante comprender por qué fue llamado por éste en 1701 para estudiar la situación financiera de la Corona Española.
Orry formó parte de un grupo muy especial, el de los financieros criticados y desprestigiados durante todo el Antiguo Régimen pero de los que la Monarquía no podía prescindir. Como ellos el parisino supo hacerse indispensable para los ministros del monarca francés abasteciéndoles de memorias, resúmenes e informes exhaustivos y detallados muchos de los cuales dan fe del importante papel que desempeñó como consejero en la Corte de Madrid a principios del siglo XVIII. Los ministros como Chamillart, Torcy o Jerome de Pontchartrein cada vez se mostraron mas preocupados por conocer sus trabajos y mantener correspondencia directa con él. De este modo Orry acabó siendo una fuente de información que cada ministro deseaba tener como exclusiva con el fin de imponerse a sus colegas en el seno del Consejo de Luis XIV
El libro de Guillaume Hanotin con prólogo de Lucien Bely, que ahora edita en francés del Servicio de Publicaciones de la Universidad de Córdoba conjuntamente con Cajasur y la Universidad Paris-Sorbona, analiza esta actividad que no se limitó solo a sus trabajos en España sino también a la instrumentalización y la recuperación que de esta labor hicieron los diferentes ministros franceses en su lucha por obtener los favores del soberano.