Cuando conocí a María (nombre ficticio), tenía 45 años, estaba recién separada y con dos hijos ya adultos. Como otras mujeres de su edad, tras trabajar brevemente en su juventud como empleada (en su caso en negocios de peluquería), al tener hijos había abandonado el trabajo para dedicarse a la familia. Con una cualificación académica baja, y conocimientos básicos de peluquería, no sabía por dónde empezar para reengancharse a la vida laboral.

Recientemente se ha presentado el trabajo académico “Una lucha contra el odio digital con pleno respeto a los derechos fundamentales” donde se exponen y analizan los retos vinculados a la construcción de una estrategia político-jurídica que prevenga la desinformación, el discurso odioso y los delitos de odio que se propagan en el espacio digital y afectan a los colectivos sociales más vulnerables.