"La identidad cultural en la era de la globalización" ha sido el tema con el que ha concluido el curso "El fin de la Guerra Fría y el salvaje nuevo mundo: conflictos búsqueda de la paz y regulación social" que durante cinco días ha reunido a destacados especialistas para abordar los enormes retos en los que está envuelto el mundo actual. El profesor Ronald Niezen. director del Centro para el Estudio de la Sociedad, la Tecnología y el Desarrollo de la Universidad McGill de Montreal (Canadá) ha llamado la atención sobre la contradicción existente entre un mundo cada vez más globalizado, con una mayor interconexión cultural y la proliferación de movimientos fundamentalistas que van en dirección opuesta.

Niezen ha señalado la paradójica promoción de una gran heterogeneidad étnica y cultural a escala mundial frente una presupuesta homegeneización. Estas tensiones están provocando en los últimos años que aunque el uso del término "globalización" se aplique al terreno de los Derechos Humanos surjan voces disidentes y grupos intolerantes contra la de la internacionalización de las instituciones políticas, el universalismo de una cultura compartida. Para el experto de la Universidad de Montreal "las redes transnacionales deben fomentar los medios que faciliten la cooperación multicultural y que propicien su entendimiento en una sociedad global".

En relación a la "Alianza de civilizaciones", Niezen ha afirmado que para que ésta tuviera un efecto real debería permitir que los individuos tengan conciencia de su identidad a nivel local, unas identidades que emergen por si mismas sin necesidad de impulsos externos como prueba el resurgimiento de los movimientos indígenas. "En la comunidad internacional existen dos tipos de fuerzas; las que favorecen el resurgimiento de los pueblos indígenas y los que intentan controlarlos. La mayoría de los Estados -ha dicho- se muestran partidarios de apoyarlos".