Envagro
Los diferentes actores de esta sociedad se están acercando cada vez más a la premisa: el mejor residuo es el que no existe.
Por un lado, el sector civil, debido a las connotaciones medioambientales derivadas de una mala gestión, y por otro, el sector económico-productivo, debido a la pérdida de dinero que supone no aprovechar los residuos que han requerido recursos financieros (mano de obra, nutrientes, etc.) para generarse. Es bien sabido que la disponibilidad de recursos naturales no es ilimitada, y la actividad humana debe orientarse inexorablemente hacia su buen uso, con su plena explotación.
El concepto de bioeconomía, tan de moda en los últimos tiempos, consiste en incluir en el ciclo económico-productivo una serie de actividades destinadas a crear valor a partir de materias primas de origen natural mediante el uso racional y sostenible de los productos, subproductos y residuos que puedan generarse. En este contexto, la actividad agroalimentaria, vital e indispensable para la especie humana, debe ser pionera en la valorización de los residuos y, por tanto, en la generación de valor añadido. En efecto, esta actividad agroalimentaria genera cada año enormes cantidades de biomasa vegetal que están infrautilizadas, lo que supone un obstáculo tanto desde el punto de vista medioambiental, ya que se desperdicia un recurso natural, como desde el punto de vista económico, ya que la no valorización de estos residuos representa un coste de oportunidad.
Andalucía es una región con una actividad agroalimentaria muy importante, en la que existen muchos ejemplos de biomasa vegetal que se puede aprovechar. Concretamente, en el este de Almería se producen cada año enormes cantidades de frutas y hortalizas bajo el sistema de invernadero, tanto para el mercado nacional como internacional. En este tipo de explotación, todas las plantas se arrancan al final de la temporada, para volver a cultivarlas para la nueva temporada. La gestión actual de estos residuos, principalmente mediante compostaje o quema para obtener energía, es claramente insuficiente para eliminar los residuos producidos.
Dada la composición principal de los residuos, celulosa, hemicelulosa y lignina, es posible obtener productos de alto valor añadido. Con la fracción de celulosa se pueden obtener biocombustibles de segunda o tercera generación, así como fibras de celulosa para la fabricación de papel y/o cartón, y para la obtención de nanofibras de celulosa (CFN), mientras que de la lignina se pueden extraer múltiples productos, aplicables en diversas industrias como la farmacéutica, la de pinturas, la automovilística, etc.
Este proyecto tiene como objetivo diseñar un proceso flexible para utilizar los residuos de frutas y hortalizas para producir fibras de celulosa que puedan utilizarse en la fabricación de envases para la industria agroalimentaria. Dado que la actividad agrícola produce frutas y hortalizas que deben transportarse, los residuos generados después de cada temporada se utilizarán para obtener fibras de celulosa que puedan utilizarse en la fabricación de cartón y/o envases de celulosa moldeada que se utilizarán para transportar estas frutas y hortalizas.