la necesidad de incrementar la producción alimentaria para paliar los problemas de hambre que padecen millones de personas en el mundo y la necesidad de garantizar el bienestar de los animales de producción, entre otros motivos, para mejorar la seguridad alimentaria.

Mateos lo explica gráficamente: "la FAO recomienda producir de manera intensiva la mayor cantidad de carne posible, pero no se puede hacer de cualquier forma". Existen otros organismos internacionales que advierten de la necesidad de garantizar el bienestar animal y no sólo por ellos, sino por el propio consumidor ya que la falta de ciertas condiciones mínimas pueden provocar problemas de seguridad alimentaria. La profesora de la Universidad de Extremadura aclara que la industrialización de la ganadería ha estado detrás de alguna de las grandes crisis de seguridad alimentaria como el caso de las vacas locas o la gripe aviar. Además, añade Mateos, la ganadería intensiva es, según se ha sabido, uno de los mayores agentes emisores de gases contaminantes, por lo que la superproducción podría chocar también con la lucha contra el cambio climático.

El gran reto para los veterinarios será "lograr alcanzar lo que algunos llaman granjas sostenibles, es decir, que producen lo suficiente, no contaminan y garantizan el bienestar animal" porque, entre otros motivos, como señala Mateos, el estrés provocado por el maltrato de los animales afecta seriamente a la calidad de la carne.

ESTRÉS ANIMAL

De estrés ha hablado ampliamente en el mismo curso la investigadora del Hospital Clínico Veterinario de la Universidad Autónoma de Barcelona, Valentina Mariotti, que ha analizado las patologías en perros y gatos afectados por el estrés, señalado algunas de sus diferencias. Así, mientras en el caso de los perros el estrés puede estar determinado por su raza o su genética y verse multiplicado por cambios en su entorno social, los gatos suelen padecerlo cuando existen cambios importantes en su territorio o su entorno.

Los perros suelen manifestar el estrés con conductas agresivas, ansiedad o miedos, mientras los gatos, aún repitiendo algunos de esos síntomas, suelen padecer casos de anorexia provocada por los cambios.