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Lunes, 02 de Marzo de 2009 20:13

Gilbert Benhayoun inaugura en el Rectorado las ' Tardes interculturales' abordando las perspectivas económicas israelo-palestinas

G.C. - C.M.
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El programa de "Tardes Interculturales", que tiene como objetivo general la creación de un espacio regular que propicie la reflexión, el diálogo y el disfrute en torno a temas de interés relacionados con la diversidad cultural, se ha iniciado esta tarde en el Salón Mudéjar del Rectorado de la Universidad de Córdoba con la conferencia-diálogo "Una perspectiva económica israelo-palestina sobre el estatuto permanente" a cargo de Gilbert Benhayoun, profesor de la Universidad Paul Cezanne en Aix-en- Provence ( Francia).

Tanto la intervención como el debate se centraron en el documento elaborado por el Grupo Aix que propone un apartado sobre economía para la Hoja de Ruta para la Paz (Road Map for Peace). Dicho documento supone que la aparición de una solución con los dos Estados, debe implicar la soberanía económica palestina de las fronteras no ambiguas y la conducta de relaciones económicas en un espíritu de cooperación y reciprocidad.

La propuesta, preparada por un grupo no oficial de economistas israelíes y palestinos e internacionales articula una dimensión económica para la Hoja de ruta para la Paz (Road Map for Peace) concentrándose en los acuerdos asociados a la Fase III. El Grupo piensa que el contenido económico de las Fases I y II sólo puede determinarse correctamente si existe previamente una percepción clara del estatuto permanente.

La visión económica del Grupo sobre el estatuto permanente se basa en acuerdos económicos encaminados a alcanzar la convergencia de los niveles de vida entre palestinos e israelíes favoreciendo politicas económicas independientes pero que, al mismo tiempo, reconozcan la importancia de la interdependencia económica.

La idea central es que, así, la estrategia económica futura de Palestina no podrá ya basarse estrictamente en la exportación de mano de obra y en las rentas procedentes de los trabajadores palestinos en Israel. Además la producción y las exportaciones palestinas están condicionadas por la subida de los salarios y el incremento de precios locales provocados por los altos niveles israelíes.

Benhayoun evaluó en su intervención las opciones de las políticas económicas futuras en los ámbitos del comercio, la mano de obra, la fiscalidad, la política monetaria y las inversiones. En este sentido y sobre el Comercio, el Grupo recomienda una Zona de Libre Cambio( ZLC), conforme a los protocolos de la Organización Mundial del Comercio por entender que una ZLC proporcionaría a los palestinos un acceso abierto al mercado israelí mientras que Israel seguiría siendo un socio comercial esencial. Además, una Zona de Libre comercio permitiría al Estado palestino diversificar sus relaciones comerciales y aplicar políticas de desarrollo favorecedoras del crecimiento económico y la prosperidad.

Sobre la Mano de obra, el Grupo recomienda la creación de pasos fronterizos bien definidos, por los que los flujos de mano de obra pasarían fácilmente a la espera de un acuerdo sobre los permisos y/o los impuestos. También debería concederse a los trabajadores palestinos un acceso preferencial al mercado de mano de obra israelí por delante de otros trabajadores extranjeros. Estos permisos de trabajo deberían ser concedidos a los trabajadores individuales y no a los empresarios. Aunque el mercado israelí de mano de obra desempeña un papel menor en el desarrollo palestino, su importancia durante el período de transición económico llevado en buen orden, se estima significativa.

Sobre la Política fiscal, en la ZLC, cada país adoptará una política aduanera independiente sin imposición de derechos sobre los artículos procedentes de Israe hacia el Estado palestino (excepto algunas excepcionesprevistas en el acuerdo). Para reducir el contrabando, las políticas de impuestos indirectos deberían coordinarse de cerca y debería evitarse la doble imposición ya que desalentaría la activi de imposición inferiores a los aplicados a los otros trabajadores extranjeros. Israel entregaría además all Estado palestino gran parte de los impuestos sobre las rentas que recauda de los palestinos que trabajan en el país así como una parte de las cargas salariales de seguridad social.

Sobre política monetariae, el Grupo recomienda que las restricciones incluidas en el Protocolo de París que impiden a la Autoridad Monetaria Palestina emitir su propia moneda estén suprimidas en la Fase II (la Autoridad Palestina deberá entonces decidir crear o no una nueva divisa).

Sobre Inversiones, el Grupo recomienda que cada uno de los dos países conceda el mismo tratamiento a los inversores del otro, con algunas excepciones en el caso de intereses nacionales específicos. El acuerdo económico futuro debería permitir la total repatriación de las rentas y capitales y excluir la posibilidad de una doble imposición. Debería hacerse referencia a las cuestiones de expropiación y regularización en conflictos que puedan ocurrir después de la entrada en vigor del acuerdo. Los donantes pueden contribuir a estimular las inversiones transfronterizas, creando fondos de inversión utilizados en los casos de adquisiciones de participación y empresas conjuntas con socios palestinos, y seguir ofreciendo un seguro contra los riesgos y garantías a los inversores potenciales.

La introducción de estos nuevos acuerdos económicos exigirá una intensa cooperación bilateral. Esto sería facilitado en particular por la instauración de un Comité Económico Israelí-palestino, así como por un diálogo regular de expertos para intercambiar sus opiniones sobre todos los ámbitos de la política económica. Debería considerarse la creación de un Fondo de Desarrollo Israelo-palestino que podría desempeñar un papel principal fomentando numerosas actividades comunes en la industria, en los `business joint ventures’ orientados hacia los mercados locales y exteriores, en los proyectos de turismo; así como en las iniciativas comunes de infraestructuras públicas y privadas.

Se estima que el período transitorio exige, sobre todo, un esfuerzo vigoroso para estimular el restablecimiento económico palestino. Esto puede hacerse solamente restaurando los movimientos y la previsión en las transacciones. En esta fase son necesarias tres condiciones básicas: a) fluidez de los flujos de bienes en las fronteras y dentro de Cisjordania y Gaza; b) fluidez de los flujos de trabajadores dentro de los territorios palestinos, asociada a Israel, que se estabilizaría y sería más previsible; c) fluidez de las transferencias fiscales de Israel hacia la Autoridad palestina.

El significado así como el funcionamiento de un Estado palestino con fronteras provisionales, tal como se preveían en la Fase II, requieren un análisis meticuloso, ya que servirán de piedra de toque para la independencia económica total. Los acuerdos previstos en la Fase II deberían basarse, de manera realista, en una fórmula "París más" - es decir, la plena ejecución del Protocolo de París modificado. Los acuerdos de la Fase II deberían incluir medidas que garanticen una viabilidad territorial, es decir, fomentar una vecindad interna así como la instauración de un control económico sobre las fronteras externas. Junto a ello habrían de inlcuirse las etapas que señalan la soberanía que surge, incluidos el derecho a emitir una moneda y la concesión del estatuto de observador al Fondo Monetario Internacional, a las Naciones Unidas, al Banco Mundial y a la Organización Mundial del Comercio prestando atención especial al desarrollo de las instituciones que reforzarán la Cooperación y la Resolución de los conflictos.

(Sinopsis: Cátedra Intercultural)