La pandemia ocasionada por el virus SARS-CoV-2 ha causado una crisis global sin precedentes. Debido a la alta incertidumbre de cómo reaccionar ante esta situación, la OMS realizó una serie de recomendaciones para evitar una exposición prolongada al virus. En este contexto, fueron los Estados los que decidieron tomar medidas específicas de mitigación y prevención del coronavirus, entre las que se pueden mencionar restricciones de movilidad, cierre de empresas que ofrecían servicios no esenciales o de colegios y distancia social de seguridad.Por tanto, a medida que aparecía un nuevo escenario, los patrones tradicionales de los consumidores a la hora de realizar sus transacciones también se verían alterados. Por un lado, los consumidores empezaron a utilizar cada vez más un canal de compras electrónico. Por otro lado, el dinero en efectivo se vería relegado a un segundo plano al constituir una fuente infecciosa importante, en tanto que el virus podía quedar impregnado en su superficie.Así, en este trabajo se ha pretendido analizar cada uno de los impactos que ha tenido el SARS-CoV-2 tanto en el canal de compras como en los métodos de pago, no solo en un momento inmediato, sino el impacto real y efectivo que ha tenido y sigue teniendo en la actualidad.