Tras haber realizado una primera diversificación en la que se plantó azafrán en las calles de una de las parcelas, se ha llevado a cabo la siembra de dos hileras de lavandín de la variedad grosso. El lavandín es un híbrido entre lavanda y espliego con un olor más intenso que la lavanda. Su compatibilidad con las tierras que alojan el olivar fue comprobada mediante un análisis de las características y necesidades de ambos cultivos y una serie de reuniones entre el grupo de investigación del proyecto y las empresas del sector llevadas a cabo en Brihuega (Guadalajara), considerada la cuna nacional de la lavanda.
La presencia del lavandín intercalado incidirá en la disminución de la erosión que conlleva la pérdida de suelo debido a la escorrentía que se da sobre un terreno desnudo en el que se ha llevado a cabo un laboreo tradicional. De esta manera, se incide en uno de los principales problemas que enfrenta el olivar actualmente.
Además, estas aromáticas atraen fauna auxiliar, un factor importante en una época en la que la biodiversidad está en peligro.
La resistencia a ambientes secos y faltas de agua de estas especies xerófilas que son naturales en terrenos pedregosos y con poca materia orgánica la harán resistir bien el terreno del olivar. Los beneficios sobre el terreno se pretenden traducir además en beneficios económicos para los olivareros y en un horizonte de sostenibilidad más certero.
La perfecta combinación olivo – lavandín
En esta línea, profesores de la Universidad de Jaén integrados en el equipo de la UCO, Manuel Parras, Francisco José Torres y Manuela Vega se reunieron con técnicos de UPA, ASAJA, Cooperativas Agroalimentarias, IFAPA y Cooperativa San Roque de Arjonilla, con la finalidad de analizar y debatir sobre el tipo de olivar donde es más proclive llevar a cabo una diversificación con lavandín, concluyendo que, de manera exploratoria, el olivar indicado sería el tradicional mecanizable o no mecanizable, como es el caso del olivar demostrativo que sirve de caso de estudio en el proyecto, ubicado en la localidad jienense de Torredelcampo.
En este caso de estudio, además de la UCO, participan ASAJA Región de Murcia y Disfrimur Logística. El grupo de investigación de la UCO, encabezado por los profesores Luis Parras y Beatriz Lozano, lidera el caso de estudio, mide los efectos de la diversificación en cuestiones de erosión y productividad junto con impacto medioambiental y emisión de gases invernadero, y colabora con los investigadores jiennenses para estudiar la cadena de valor de los cultivos intercalados para conocer su rentabilidad en el mercado.
Diverfarming es un proyecto financiado por el Programa Horizonte 2020 de la Comisión Europea, dentro del reto de “Seguridad alimentaria, agricultura y silvicultura sostenibles, investigación marina, marítima y de aguas interiores y bioeconomía” en el que participan las Universidades Politécnica de Cartagena y Córdoba (España), Tuscia (Italia), Exeter y Portsmouth (Reino Unido), Wageningen (Países Bajos), Trier (Alemania), Pècs (Hungría) y ETH Zúrich (Suiza), los centros de investigación Consiglio per la ricerca in agricoltura e l'analisi dell'economia agraria (Italia), el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (España) y el Instituto de Recursos Naturales LUKE (Finlandia), la organización agraria ASAJA y las empresas Casalasco y Barilla (Italia), Arento, Disfrimur Logística e Industrias David (España), Nieuw Bromo Van Tilburg y Ekoboerdeij de Lingehof (Países Bajos), Weingut Dr. Frey (Alemania), Nedel-Market KFT y Gere (Hungría) y Paavolan Kotijuustola y Polven Juustola (Finlandia).
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