De la Obra se encargó de introducir al grupo en la Córdoba de los XIV y XV revelando las condiciones de vida de la comunidad judía de la ciudad antes de su expulsión definitiva. Por su parte, Álvaro Martínez analizó la extraordinaria cultura matemática de los alarifes nazaríes que construyeron la Sinagoga de la calle Judíos en el año 1315 en una ciudad ya bajo el dominio de los cristianos.
Los grupos cristalográficos que adornan de cada uno de los muros del edificio, las proporciones de los espacios y la simbología consignada detrás de cada uno de los cálculos que permitieron levantar el templo de acuerdo a la tradición judías fueron algunos de los asuntos en los que se detuvo Martínez para subrayar la relevancia del monumento que, a pesar de sus reducidas dimensiones, suponen uno de los mejores ejemplos de la compleja y diversa sociedad que habitó Al Andalus antes de su desaparición.
En la sinagoga, una vez que el sol ya se había ocultado, De la Obra despidió la visita con un cántico tradicional judío que trasladó al público asistente a la Córdoba medieval.