Las Universidades son ahora más diversas que hace un siglo, pero ¿están sabiendo atender a esa diversidad? Pues parece que no del todo. Eso se desprende del trabajo publicado esta semana por la revista PLOS ONE y del que es primera autora Mariana Buenestado, miembro del grupo de investigación SEJ-477 de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Córdoba, liderado por el catedrático José Luis Álvarez. Un trabajo en el que han medido hasta qué punto están las universidades preparadas para atender correctamente las necesidades especiales de grupos con capacidades diversas, integrantes del colectivo LGTBI o minorías étnicas o sociales; colectivos para los cuales el acceso a la universidad estaba repleto de dificultades en el pasado y que a lo largo de las últimas décadas se han ido incorporando a la educación superior.
El objetivo de la investigación ha sido el de evaluar el estado actual de la atención a la diversidad en distintas universidades del mundo. Concretamente, el trabajo se ha centrado en analizar un total de 127 universidades de las 500 que componen el Ránking de Shangai, una de las clasificaciones más conocidas mundialmente y que incluye a las mejores instituciones universitarias del mundo de acuerdo a distintos parámetros como el número de artículos publicados o personal investigador altamente citado.
Según los resultados extraídos de la investigación, solo el 26% de las universidades analizadas tiene un plan estratégico de atención a la diversidad. Por su parte, el 58% consta de una unidad centralizada para atender la diversidad y el 51’2% menciona explícitamente la diversidad en su declaración institucional.
Según señala la primera autora de la investigación, la principal conclusión que puede extraerse de los datos obtenidos, tras haber realizado una aproximación cualitativa y cuantitativa, “es que las mejores universidades del mundo según las clasificaciones académicas, a pesar de su excelencia en investigación, están aún en una fase inicial con respecto a la atención a la diversidad”.
En relación a la posición que ocupa cada universidad dentro del ranking de Shangai o a la titularidad de la institución, no se han encontrado diferencias significativas. No obstante, el estudio revela que las universidades norteamericanas tienen mejores niveles de institucionalización de la diversidad, un dato que el estudio atribuye al recorrido histórico del país en materia de igualdad y al movimiento estadounidense por los derechos civiles en la década de los 60.
Para realizar la investigación, el grupo ha configurado un total de 24 indicadores de institucionalización, entre los que se encuentran la existencia de unidades expresas de atención a la diversidad, memorias para evaluar el progreso de los planes de atención, o programas de formación para atender al alumnado, profesorado y personal administrativo. Se trata de indicadores extraídos de la literatura científica y estudios previos y que podrían convertirse en una herramienta útil para medir en el futuro el progreso de los planes de atención a la diversidad. Para que estos programas mejoren, señala la primera autora de la investigación, “no solo basta con garantizar la presencia de las minorías en las universidades, sino también su participación y progreso dentro de sus carreras universitarias y profesionales”. “Impregnar a toda la cultura institucional y asociar la inclusión a la excelencia” es otra de las claves, apunta la investigadora.
El trabajo, en el que también han participado los investigadores José Luis Álvarez, Hugo González y Luis del Espino, se engloba dentro del proyecto "Atención a la diversidad y educación inclusiva en la universidad. Diagnóstico y evaluación de indicadores de institucionalización", dirigido por José Luis Álvarez y María García-Cano y financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades en la convocatoria de ayudas de 2017 del Programa Estatal de I+D+I orientada a los Retos de la Sociedad.