El rector de la UCO ha comenzado su intervención defendiendo el conocimiento como un motor de progreso que nos permite marcar la diferencia y tener esperanza de asumir los grandes retos sociales. Aún así, el rector ha esgrimido que pese a los grandes avances de las últimas décadas, estamos a años luz de tener un conocimiento absoluto y corremos el serio peligro de ver en la Ciencia una suerte de religión a la que recurrir en busca de verdades incuestionables.
“Aunque manejemos certezas importantes, siempre queda espacio para la incertidumbre. No hacerlo nos condena a seguir abonando una sociedad cada vez más polarizada, individualista y desconfiada de la importancia e interés de sus instituciones. Una ciudadanía cínica, en lugar de una crítica, que se asoma con miedo a esa incertidumbre y reacciona buscando dogmas que le den seguridad, por vagos que estos sean”, ha esgrimido. A este respecto, Torralbo ha recordado que huir de los dogmas llevó a construir la Institución Libre de Enseñanza, gracias a personas como Francisco Giner de los Ríos. “Un reformista, también de la Universidad, porque la Educación Superior, como creía Giner de los Ríos, no se centra en llevar a los estudiantes a conseguir un título”, ha comentado.
“En la Universidad damos forma a cada generación para que sean ciudadanos libres y críticos. Personas capaces de multiplicar su talento a través del conocimiento. De aportar al progreso común”, ha comentado, “y esto solo podemos lograrlo haciéndolos participes de un proyecto social de tanto calado como es la Universidad Pública”. Manuel Torralbo ha afirmado que el programa de movilidad Erasmus ha sido, sin duda, el gran acierto del proyecto europeo que ha permitido acercar y conectar Europa con los hogares a través de los ojos de nuestros jóvenes, “con más fuerza que cualquier otra campaña de difusión o promoción del proyecto comunitario, por lo que las Universidades tienen la oportunidad de ser la correa de transmisión de los valores fundacionales de la Unión Europea hoy más que nunca”.
Manuel Torralbo, Pilar Aranda, Carlos Andrada y Francisco Michavila.
El rector de la UCO, además, ha repasado los que, a su juicio, son los retos que tiene la Universidad como institución. Así, ha defendido que la Universidad debe ser un espacio para la reflexión pausada, para la puesta en común y para un aprendizaje que no termina con un grado o con un máster. Otro reto es no caer en la tiranía del conocimiento práctico y considera que las Universidades “debemos huir de este pragmatismo que inunda todo. La parcelación, la ultraespecialización de conocimientos están desdibujando la esencia de la Universitas”. Así, Torralbo ha sostenido que “los profesores burócratas y los alumnos clientes, la Universidad-empresa -como la denomina Nuccio Ordine- son una peligrosísima tríada que se somete a las leyes del mercado y que no responden, ni deben, al modelo universitario público europeo”.
También ha habido espacio para reflexionar sobre los retos comunes a los que deben tratar de dar respuesta las Universidades europeas, entre ellos, el aumento de la demanda en formación superior, a pesar del descenso de la natalidad; la internacionalización de la educación y la investigación; la cooperación con el mundo de la empresa, “que no la colonización de la Universidad por la empresa”; y la interdisciplinariedad. “La Universidad debe ser el lugar donde se problematiza todo el saber, donde se revisa todo el conocimiento, que es convertido en objeto de reflexión, análisis y debate en un espacio de absoluta autonomía y libertad, lejano de las interferencias que consideran el saber una mercancía, una mera técnica”.
El rector ha cerrado su intervención aludiendo a los valores de la Unión Europea, como el respeto a la dignidad humana, la libertad, la democracia, la igualdad y los derechos humanos. “Tenemos el reto de convertir el saber en algo que tiene valor por sí mismo y que forma parte del juicio crítico que cada uno somos capaces de formular”, ha comentado. “Esto forma parte de todo el conjunto de valores a los que aspira la Unión Europea y el reto está en convertirlo en un objetivo inequívoco de unas Universidades comprometidas con la sociedad a la que deben ser útiles. A ello debemos dedicar nuestra vocación universitaria y de servicio público”.