“Tenemos la obligación y la responsabilidad de informar sobre lo que está pasando. Trabajamos en condiciones de peligro y sabemos que cualquier día podemos convertirnos en portada de una noticia, pero, por encima está el derecho a la información del público, como ustedes que hoy llenan esta sala”, explicó. “Sin embargo, yo no quería llegar a esta meta. Yo solo quería ser un periodista objetivo para poder mostrar el sufrimiento del pueblo palestino. El silencio mata, igual que las bombas. Por eso, estamos llamados a ser resilientes, aunque molestemos a las fuerzas de ocupación israelíes, que nos tienen como objetivo, al igual que a nuestras familias”.
Wael Al-Dahdouh habla por propia experiencia, tras haber perdido en un bombardeo a su mujer, su hijo, su hija y su nieto de apenas 18 meses, además de otros miembros de su familia. “Ante los cuerpos de mis familiares decidí que iba a seguir trabajando, porque para mí esto es una misión. Millones de personas están a la espera de saber qué ocurre en Gaza. Para mí era un reto ponerme bien, volver a hacer mi trabajo y hacerlo con profesionalidad”. Al-Dahdouh indicó que eso molestó a Israel: “no me vieron alienado, sino que entré en directo y seguí informando a pesar de la tragedia”. Poco tiempo después, fue objeto de un atentado en el que falleció su compañero, el cámara Samer Abu Daqqa y, pocas semanas después, su hijo Hamza.
Al Dahdouh junto a Antonia Parrado, madre de Julio Anguita Parrado, e Israel Muñoz, vicerrector de Estudiantes.
El periodista gazatí relató las duras condiciones en las que subsisten los periodistas que aún están en la franja. “Muchas noches hemos deambulado horas buscando algo de comida o una tienda de campaña donde refugiarnos. Estamos en las mismas condiciones de miseria que el resto de la población”. Aun así, mantiene firme su compromiso con su labor informativa. “Somos conscientes de nuestras limitaciones. No podemos cubrirlo todo. Lo que hacemos es arrojar algo de luz sobre una parte de la realidad, pero, esto que mostramos, aglutina la realidad. Nuestra cobertura ha sido casi siempre en directo, 24 horas (se refiere a la cadena Al Jazeera)”.
Al-Dahdouh recuerda el 7 de octubre, cuando escuchó los cohetes que Hamás dirigió a Israel. “Le dije a mi esposa que me iba enseguida a las oficinas de Al Jazeera y que creía que la guerra iba a durar meses. Ya no volví a verlos”, relata. “Sin embargo, esta guerra es inédita no solo por la duración, sino por el nivel de destrucción, los cortes de agua potable, el cierre de todos los pasos fronterizos, el bombardeo de casas de civiles sin aviso previo, el éxodo masivo de la población buscando refugio...”. Preguntando por el público por el papel de la ciudadanía occidental, el periodista indicó que “yo no soy quién para decir a la gente que tiene qué hacer”. “Vivimos en una aldea global. Que vean lo que está pasando, que se informen y que decidan críticamente”, sugirió.