El primer poemario, "El hombre del espejo", es obra de Raúl Ávila Gómez, profesor de Lengua y Literatura en el IES Fidiana. La poética sobre la que se articulan las composiciones de este libro puede sintetizarse en dos palabras, "línea clara", usadas por Luis Alberto de Cuenca para hacer referencia a la línea comunicativa y fácilmente entendible de la que el propio autor es máximo exponente.
Por su parte, "Memoria de la piel", de José Antonio Fernández García, son versos de naufragio con final feliz. Melancolía, dudas existenciales, Dios, una Córdoba de fondo regada de hojas secas, un cielo que contempla el poeta a través de una ventana, el discurrir imparable del tiempo y el amor tejen las entrañas de este poemario.